Aprendiendo en casa: Orientaciones para motivar el aprendizaje de nuestros hijos e hijas en el hogar
Favorecer los procesos de desarrollo y aprendizaje de nuestros hijos o hijas desde casa es posible. De hecho, son muchas las actividades cotidianas que ayudarán a potenciar su curiosidad, creatividad o pensamiento.
En esta temporada de vacaciones, compartimos con ustedes algunas orientaciones para ayudar a nuestros hijos e hijas a vivir experiencias que les permitan seguir aprendiendo.
Mejoremos la comunicación
Aprovechemos los momentos cotidianos para hablar con nuestros niños y niñas: que nos cuenten a qué jugaron, qué de bueno y malo les pasó, qué descubrimientos hicieron en el día, etc. Cualquier evento, por más simple que parezca, puede convertirse en gran tema de conversación. ¡Pongámonos a la altura de nuestro hijo o hija haciendo contacto visual, escuchando con atención y dándole tiempo para organizar y comunicar sus ideas!
Generemos espacios para el juego
Para que nuestros niños y niñas puedan desenvolverse y jugar en casa es importante que tengan un espacio destinado para ellos, el cual no tiene que ser muy grande pero sí organizado y libre de peligros. Este debe contener objetos con los que pueda explorar, jugar o dibujar. ¡Recordemos que no necesitan juguetes caros! Materiales y objetos simples, como cajas de cartón, telas, piedritas, entre otros, son ideales para potenciar su imaginación y creatividad.
Rutinas en el día a día
Es importante que nuestros niños y niñas tengan en casa una rutina establecida, ya que estas favorecen su seguridad emocional, el desarrollo de su autonomía y los buenos hábitos. Acciones como bañarse a un determinado horario, lavarse los dientes al despertar o guardar los juguetes luego de usarlos, pueden ser trascendentales. Además, colaborar en la limpieza y orden del hogar, promoverá el sentido de responsabilidad.
Recuerda que aprenden por imitación, por lo que es importante que vean a los demás integrantes de la familia practicar también buenos hábitos.
Establezcamos límites
Para que nuestros niños y niñas crezcan en un ambiente seguro es importante que se establezcan límites. Estos no deben sentirse como amenazas o prohibiciones, sino como cuidados de personas que los quieren. Es así que al poner límites hace falta ser firmes, pero sin dejar de lado las emociones y necesidades de los niños. Por ejemplo: si los encontramos saltando en los muebles de la sala, podemos decirles que el mueble no es un lugar seguro para hacerlo, pero que es posible jugar a saltar en otro lugar, como el jardín.
Los límites no implican castigos físicos, ni palabras que puedan etiquetar o humillar. Tampoco deben intentar reprimir las emociones de los niños y niñas o hacerles sentir culpa por sus acciones. Recuerda que el lenguaje verbal y no verbal que usemos con ellos les deja huellas para toda la vida, afectando su autoestima y seguridad emocional.
Recordemos que, tanto en la escuela como en la vida, nuestro acompañamiento como padres, madres y tutores, es decisivo para el aprendizaje de nuestros niños y niñas.
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