El teléfono móvil se ha convertido en algo más que un dispositivo de comunicación. También es una vía para el entretenimiento y una herramienta que ha sustituido a otras ejerciendo las funciones del reloj, la calculadora o el despertador. Sus múltiples facetas también le han convertido en un dispositivo útil para los más jóvenes.
La mayoría de las familias estima, según el estudio ‘El impacto de las pantallas en la vida familiar’ de Empantallados.com, que 13 años es la edad adecuada para tener el primer móvil. Sin embargo, el 61% lo recibe antes, entre los 11 y los 12 años. Un dato que también se confirma en el ‘Dossier de indicadores sobre uso de TIC por menores en España’, del ONTSI, en el que se recoge que casi el 68,9 de los menores entre 10 y 15 años en España tiene un teléfono móvil.
Menores localizados y seguros
Una vez aceptado su uso entre los más jóvenes, hay que buscar los motivos que llevaron a sus progenitores a tomar la decisión de darles uno. Entre ellos están hacerles un regalo en una ocasión especial, la inseguridad ante un viaje largo alejados del núcleo familiar o en respuesta a la demanda del menor, que esgrime un argumento habitual a esa edad: “Todos mis amigos tienen uno”.
El 38% de los padres entrevistados por Empantallados.com reconoce que compró el primer smartphone a su hijo para tenerle localizado. Por lo que, en muchos casos, es su protección y seguridad la causa de esta decisión. Aunque también es relevante que el 36% afirma que se lo dieron porque consideraban que ya estaba preparado. Sobre esto último, cuatro de cada diez padres reconoce que fue un error y que se lo permitieron demasiado pronto.
“Esta sociedad multipantalla y el ritmo de conectividad al que estamos acostumbrados a vivir nos está llevando en algunos casos a acelerar decisiones con respecto a nuestros hijos y al uso de la tecnología”, apunta María Zalbidea, analista de tendencias digitales.
Cómo gestionar un uso adecuado del smartphone
Los padres y madres son conscientes de estos nuevos retos. Su respuesta ante esta demanda es positiva, ya que el 60% está interesado en saber más sobre educación digital y la gestión de pantallas. “La educación digital debe ser un medio de desarrollo personal, y no un motivo de discusiones y peleas en casa. Para eso debe empezarse desde muy temprano con unas pautas claras. Una vez fijadas, hay que exigir su cumplimiento: con cariño, pero con exigencia”, mantiene Antonio Milán, Doctor en Educación, profesor y autor de ‘Adolescentes hiperconectados y felices’.
Una pauta con la que están de acuerdo en Proyecto Hombre. Desde esta asociación, dedicada a la prevención y el tratamiento de adicciones, proponen un uso saludable de las nuevas tecnologías educando a sus usuarios desde edades tempranas. Aconsejan proporcionar información completa en relación a internet y al móvil, explicando sus riesgos y ventajas; así como establecer unas normas básicas de uso.
Recomiendan limitar su uso a unos determinados espacios y horarios, o delegar el pago de la factura en el menor. E invitan a los padres a establecer más comunicación con sus hijos para saber qué páginas web visita, con qué personas se relaciona o el tiempo que le dedica al teléfono móvil. Además de hacerles entender que internet es un entorno similar al resto en los que se relaciona, por lo que no debe hablar con extraños, realizar pagos sin pedir permiso y contarles si han sido testigos de alguna situación incómoda.
Fuente: educaciontrespuntocero.com
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