¿Qué es y como educar con la Disciplina Positiva?

Por: Johannes Ruiz Pitre

La Disciplina Positiva es una filosofía de vida que, a diferencia de otros estilos de educación se basa en el respeto mutuo, y tiene en cuenta tanto las necesidades de los niños como las necesidades de los adultos.

Este modelo educativo tiene sus orígenes en los años 20 y se basa en la filosofía de los psicólogos Alfred Adler y Rudolf Dreikurs, sin embargo,  a partir de los años 80 Jane Nelsen y Lynn Lott  han fundado la Positive Discipline Association (Asociación de Disciplina Positiva) y con ella, poco a poco se ha ido acercando esta filosofía a padres y profesores.

Es cierto que a veces la palabra disciplina nos hace sentir rechazo por las connotaciones negativas que puede implicar, sin embargo, queremos aclarar que la palabra disciplina viene del latín  “disciplini o discipulus” que significa “seguidor de la verdad” o “enseñar”.

Con Disciplina Positiva enseñamos, educamos, preparamos, entrenamos,  construimos habilidades y nos centramos en soluciones de forma respetuosa.

Si  sólo se cubren las necesidades de niños o de adultos pero no ambas, la balanza siempre estará inclinada hacia un lado, lo que hace que no haya equilibrio, que es lo que beneficia una buena relación y surjan distintos tipos de problemas en crianza y educación.

Si nos olvidamos de las necesidades de los adultos, fomentamos la dependencia y falta de valentía.
Si nos olvidamos de las necesidades de los niños fomentamos la sumisión, el miedo y la rebeldía.
Educar con Disciplina Positiva

Con Disciplina Positiva podemos lograr el equilibrio que nos permite llevar el día a día aprendiendo, motivando y disfrutando de nuestra familia.

Criando en positivo conseguimos ser firmes y amables al mismo tiempo.

El objetivo de la Disciplina Positiva, es llegar a tener niños con buena salud emocional, buena autoestima, independientes, capaces, libres y felices. Niños que sepan dar solución a los problemas que la vida les puede ofrecer, sin culpabilidades por cometer errores, que sepan que de los errores se aprende. Niños que sepan aprovechar la oportunidad que supone equivocarse para mejorar sin sentir culpa, ni necesidad de autocastigarse.

Con Disciplina Positiva aprendemos a escuchar a nuestros hijos antes de actuar. Comprendemos lo que sienten y solucionamos sin necesidad de premios ni castigos. No se buscan culpables, se buscan soluciones. Olvidándonos de la perfección y aprendiendo de nuestros errores sin culpabilizarse.

Criamos  y educamos niños con habilidades resolutivas que a lo largo de su vida les proporcionarán los recursos que necesitan para desenvolverse ante las distintas situaciones que la vida nos aporta.

Damos la oportunidad a nuestros hijos de equivocarse sin sobreprotegerlos. Les hacemos sentir capaces de su valía dejando que desarrollen todas sus habilidades y recursos.  Si se equivocan estamos a su lado para acompañarles y apoyarles sin reproches.

Es una educación y crianza a largo plazo. Como padres dejamos el querer cambiar a nuestros hijos y enfocamos el cambio en nosotros mismos.

Nos olvidamos de querer controlarlos para dejarles a ellos tomar el control de sus vidas. Dejamos que vivan su propia vida. Siempre estamos a su lado pero permitiendo que sean los líderes de su vida, les mostramos con nuestro comportamiento a ser personas proactivas y no reactivas. Siempre vamos en busca de soluciones.

La disciplina positiva ofrece herramientas distintas al modelo educativo “tradicional”.  Herramientas que con la práctica y la constancia nos acercan, nos conectan y nos unen a nuestros hijos.

Una de las preguntas que se hace Jane Nelsen y que debemos tener siempre presente es:

“¿De dónde hemos sacado la loca idea de que para que un niño se porte bien primero tenemos que hacerle sentir mal?”
Criterios de la Disciplina Positiva

1. Ayuda a los niños a tener sentido de conexión (pertenencia e importancia).
2. Es amable pero firme a la vez (respetuoso y estimulante).
3. Es efectiva a largo plazo (el castigo funciona a corto plazo pero tiene resultados negativos a largo plazo).
4. Enseña habilidades sociales y de vida que son valiosas para formar un carácter íntegro (respeto, preocupación por los demás, resolución de problemas, cooperación).
5. Invita a los niños a descubrir lo capaces que son (estimula el uso constructivo del poder personal y de la autonomía).

Si lo que hasta ahora has intentado en cuanto a la educación de tus hijos no te funciona, la Disciplina Positiva  es la opción más respetuosa y que más beneficios a largo plazo aportará a tus hijos y a ti.

¿Te apuntas a educar con respeto mutuo?

 

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