Día Mundial del Agua: así celebra la cultura andina al agua

El Yaku Raymi, o Fiesta del Agua, de Andamarca, Ayacucho. Lima, mar. 22

Hoy en todo el planeta se extienden las ceremonias conmemorativas por el Día Mundial del Agua, pero en Perú desde tiempos ancestrales el mundo andino ya tenía una relación especial con el agua. Sus lagos y ríos fueron considerados deidades y hasta hoy pervive esta tradición. Vea aquí la galería fotográfica
Una de estas festividades ancestrales es el Yaku Raymi o Fiesta del Agua que se celebra en el pueblo de Carmen Salcedo-Andamarca, ubicado en la provincia de Lucanas, al sur de la región Ayacucho. La fiesta se realiza a fines de agosto y participa todo el pueblo. Conozca en esta crónica de José Vadillo, con fotos de Carlos Lezama, cómo vive Andamarca esta fiesta andina ancestral.
 
El homenaje al líquido vital, la Fiesta del Agua, es la celebración costumbrista de origen precolombino con más arraigo en el mundo rural andino que cualquier festividad de nuestro calendario Occidental. Bienvenida, la tradición.
Cuando el viajero/turista/curioso/periodista llega a un pueblo andino en plena celebración costumbrista del Qatun Yaku Raymi (en buen runasimi, Gran Fiesta del Agua), al inicio se siente tan desamparado como “Laika” (*) mirando desde el infinito el “Planeta Azul”.
Es fines de agosto y hemos trepado por 15 horas hasta llegar a los 3,500 m.s.n.m. del distrito de Carmen Salcedo-Andamarca, provincia de Lucanas, Ayacucho.
Sábado 22. Frío infernal. Faltan dos días para las celebraciones centrales del Undécimo Qatun Yaku Raymi y la Decimoquinta Semana Turística 2009, pero los barrios de este pequeño poblado de 3,400 habitantes ya gozan de la Fiesta del Agua. Por la esquina más próxima a la iglesia se acercan uno a uno los tres grupos de danzantes de tijeras, junto a sus cargontes. Los cohetecillos los anuncian y los capataces abren paso con sus chicotes. Antes de ingresar en la plaza del pueblo, arpistas, violinistas y danzaqs hacen el saludo o “tincapa”: toman botando el primer trago al suelo. Luego, recién pueden bailar en paz, con confianza, sin vergüenza.
Mundo en mitades
Mientras tus pulmones se acostumbran al aire seco, vas comprendiendo el sentido de esta fiesta, que en Andamarca siempre se festejará doble, como está partido el mundo andino. Hay dos imágenes judeocristianas, San Isidro Labrador (patrón de los agricultores) y Santa Rosa de Lima. Reemplazan a las precolombinas momias que sacaban los pueblos en sus celebraciones. Cada uno tiene sus mayordomos y sus adornantes.
El Qatun Yaku Raymi lo organizan diversas instituciones, pero quien tiene la voz cantante es la Junta del Agua, voz del pueblo, que agrupa a los sectores de riego de Chimpa o Vizca (lado oriental de Andamarca) y Negro Mayo (lado occidental).
Cada uno de los sectores de riego cuenta con tres yaku alcaldes o alcaldes del agua. Ellos se encargarán de distribuir por un año el líquido en cada subsector que le toca administrar. Cada yaku alcalde estará acompañado en su gestión por un ñahui, que es el primer cargo que asume un andamarquino cuando contrae matrimonio.
Pago al agua y la tierra
Yaku alcaldes acompañan al maestro Narciso Cupe hasta el ojo de la laguna para participar de la mesapampay o pago al agua y la tierra. Chacchan coca, fuman un cigarrillo mientras Cupe y los ñahuis extraen de la tierra los pagos hechos el año anterior. Se renueva en los cantaritos de barro vino, chicha, “llampu” (maíz molido), achita, pepa de naranja, oca, mashua, papa y los demás frutos que se producen en la andenería de Andamarca.
Antes de cerrar la tierra, se dejan señas secretas en las piedras, se cubre con claveles rojos y blancos.
Los de Chimpa subieron el domingo 23, a las siete de la mañana, hasta el Yarpu Cocha y Jeruicha, a hora y media de camino. A su retorno, pintados con el barro del lago fértil, fueron recibidos en el pueblo por danzantes de tijeras y repiques de campanas y trago. La presencia de músicos y danzantes es permanente, todos los días de fiesta, en competencias en la mañana y al caer el sol.
El lunes 24 fue el primero de los dos días principales de la festividad. Desde hace dos años se ha incluido la escenificación de La muerte de Huáscar en Andamarca, a cargo de 90 actores, la mayoría alumnos de la I.E. Glorioso Amauta. Se escenifica de mañana, entre el Camino Inca que baja de las alturas y la cercana ciudadela preincaica de Caniche. Ese día, sale de la iglesia del pueblo la imagen de San Isidro Labrador, acompañada por mayordomos, adornantes, cargontes y danzantes del sector de Negro Mayo. Al día siguiente, saldrá Santa Rosa de Lima, cargada por los de Chimpu.
Personajes pintorescos
Por las calles de Andamarca aparecen el “michico” y el “soldado”; reclutarán a los hombres que no presentan el DNI. Los hacen marchar amarrados por una cuerda. Es una sátira de cuando el Ejército llegaba y levaba a todos los jóvenes que encontraba y los confinaba en el cuartel de Arequipa.
Aparecen las “autoridades”: encopetados misti, juez y gobernador. Dialogan en quechua y castellano.
Los criadores de alpaca y vicuña los siguen como “pajos”, vestidos con pieles de carneros y acompañados por un coro de pastoras. Tienen la libertad de caminar por donde les dé la gana. Otros sujetos errantes son los “negritos”, carapintadas de betún que tocan el rondín y molestan a las chicas acompañados. No les puedes decir nada porque sus abuelos, el “viejo” y su “mujer”, te pueden insultar en quechua, empujar o tirar un latigazo.
Todos –pueblo, danzantes y músicos, personajes de fiesta, autoridades de verdad y de ficción– suben el lunes 24 hasta la toma del Negro Mayo para que el padre Miguel Ángel bendiga el agua. El martes 25, harán lo mismo los de la zona de Chimpa. El padre Miguel Ángel dirá que toda la celebración es buena, costumbres, algarabía, visitantes, trago, baile, pero que no deben de olvidar el sentido religioso.
Esa última noche también llegó a su fin el concurso de danzantes de tijeras. La fiesta terminará cuando el último danzante en competencia de esa noche termine de bajar de la única torre de la iglesia y el pueblo arranque en comparsas bailando el jaira, un impetuoso festejo andino a ritmo de violín, tijeras y arpa.
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Fuente: Andina

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